Leo, 45 años, jardinero
Iba camino de su casa después de un duro día de trabajo cuando vio a una joven tirada en el suelo intentando abrir una alcantarilla. Otra persona la habría ignorado y habría seguido como si nada.
Pero Leo no era otra persona.
Se detuvo y le preguntó si podía ayudarla. Es la llave de mi apartamento – dijo la chica apurada- me ha caído por accidente en la alcantarilla y no voy a poder conseguir ninguna copia hasta mañana. Leo no lo pensó dos veces, se arremangó y con un poco de esfuerzo consiguió levantar la tapa. Luego introdujo todo su brazo en las aguas turbias y, tras unos segundos tanteando, recuperó la llave.
Sara, 23 años, actriz
Volvía de otro casting en el que no la habían seleccionado cuando un desconocido con muletas le pidió indicaciones en el metro. Ella podría haberle dicho que tenía que coger la línea 3, luego hacer trasbordo en la sexta parada y subirse en la línea 5 hasta su destino.
Pero entonces Sara recordó a Leo.
Cambió su itinerario para acompañar al desconocido accidentado, y así aprovechó para visitar a su tía que vivía por esa parte de la ciudad.
Alex, 34 años, músico
Se había quedado sin plan un sábado noche y estaba tirado en el sofá, dispuesto a pasar una noche aburrida.
Entonces Alex se acordó de Sara.
Cogió su guitarra y sus acordes y se plantó en la residencia de ancianos de la calle de enfrente dispuesto a sembrar alegrías a ritmo de rumba.
Rosa, 65 años, jubilada
Salía del centro comercial cuando vio a una extranjera desorientada que pedía indicaciones para volver al centro de la ciudad . Rosa entró en su coche para volver a casa.
Pero entonces una canción en la radio le hizo recordar a Alex.
Llevó a la extranjera a la ciudad y congeniaron tan bien que aún hoy siguen en contacto.
¿Sabes qué tienen en común todas estas historias?
Todas son REALES.
Y todas hicieron este MUNDO en que vivimos un poquito MEJOR.
Y aquí estamos nosotros, quejándonos, lamentándonos por las noticias desagradables que vemos en los telediarios e ignorando que tenemos el PODER de cambiar las cosas. No es cosa de un día, ni de dos. Pero si todos intentamos ser mejores personas algo bueno debe suceder.
Amélie Poulain lo tenía bien claro…
Pienso que es mejor dedicarle mi vida a los demás que a un gnomo de jardín.
Esos pequeños actos de bondad son altamente contagiosos, y está en tus manos dejar de mirarte el ombligo y empezar la avalancha de la generosidad. Porque las ganas de hacer algo bonito por un desconocido aumentan exponencialmente a medida que completos desconocidos hacen algo bonito por ti.
¿Y tú?
¿Qué harías por un desconocido?
scarpetta
¡Muchas gracias! Me alegra que te haya gustado 🙂 La verdad es que me ha encantado tu entrada y me ha hecho reflexionar sobre cómo estoy jugando mi carta…
¡Pásate cuando quieras!
Un abrazo,
scarpetta
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Muy buena entrada y cuanta razón. Siempre quejándonos y el 80% de las veces por tonterías. En nuestro día a día nos fijamos más en los malos acontecimientos que en las buenas cosas que pasan a nuestro alrededor.
Si todos pusiésemos nuestro granito de arena, si todos ayudásemos, haríamos de este mundo algo mejor.
Esta entrada tiene un poco de relación con la última que he escrito.
https://alcompasdetusilencio.wordpress.com/
¡Un saludo! (:
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«Si en tu vida no has hecho que al menos una persona sea un poco más feliz, es como si no hubieras vivido»
Me ha gustado mucho! Ojalá fuéramos todos un poco más así, el mundo sería un lugar mejor.
Un beso
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¡Muchas gracias Miss Gossip! Buenísima frase. Y tienes toda la razón, ojalá hubiese más gente así. Pero por suerte la generosidad es contagiosa, así que está en nuestras manos empezar a cambiar el mundo desde ya 🙂
Un abrazo,
scarpetta
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