MI PRIMERA VEZ

Todos hemos tenido una primera vez.

La mía, allá por el año 2007, la recuerdo como de las mejores experiencias que te puede dar la vida. Un nudo en el estomago antes, un estado de sobresalto durante, y sensación de alivio y felicidad en el momento de llegada.

La primera vez que volé tuve esa sensación. La primera vez que viajé, la primera vez que salí de mi país, la primera vez que descubrí mundo.  Y es que una vez rompes la cinta de salida a descubrir mundo no hay vuelta atrás. Puedes tardar días, meses, años hasta la próxima carrera de fondo pero siempre vuelves. Vuelves a necesitar vivir aquello que se vive.

Porque no olvidemos que viajar es vivir, es romper, es arriesgar y es ganar. Siempre.

Y sin más dilación, he aquí el pistoletazo de salida a mi primer post dedicado a aquello que más me apasiona, porque sí, porque así me sale más fácil y lo disfruto más, y con ello espero que vosotr@s os sintáis identificados y lo podáis disfrutar igual 🙂

viaje

Un viaje de mil millas comienza con el primer paso.

Mi primera vez, fue…fueron tantas cosas que resumiré de la mejor manera:

Nervios, excitación, felicidad, incontinencia (verbal, emocional, social y de todas a la vez y más), pero a la vez fue: descubrimiento, compañerismo, ganas por aprender, por dejarse llevar…

Y fue en un país donde las ganas de saber se correspondían con las cosas que se podían aprender.

Bienvenidos a la Grecia moderna

ATH

No sé si mi espíritu aventurero nació donde nacieron enormes filósofos, dramaturgos, artistas, pensadores, descubridores de mundo en realidad, pero si no fue allí donde todo es mármol con historias, ese blanco por doquier, juro que ayudó mucho a sacar eso que se llama VIDA, y que hay dentro de todos nosotros pero que suele quedarse dormido.

Os confieso que no pudo haber mejor destino que ese para que mi ansia de recorrer nunca quiera parar. Como Platón no quiso parar nunca en su camino hacia la sabiduría, sin él pretenderlo. Lo consiguió, como Colón descubrió América pensándose que pisaba un archipiélago de la India.

Así es, la Grecia clásica, abrió para mi las puertas del templo.

Y ahora supongo que much@s de vosotr@s tendréis en vuestra cabeza ese lugar donde todo comenzó.

Vuestro primer viaje.

Y estáis viviéndolo.

Otra vez.

«Qué bien lo pasamos!»                              «lo volvería a repetir!«

Pero aquí no acaba.

Disfruten al son de la melodia.

LUNÁTICA CRECIENTE.

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